En este artículo se indagará el tema de la felicidad en el trabajo y/o de la felicidad en la empresa. ¿Cómo conseguir este reto vital en esos momentos de la vida en que ya, como trabajador, no encuentro aliciente en él? Para ello, daré unas claves o pautas prácticas para poder ser feliz en un trabajo que ya no soporto, los factores y elementos que influyen en los niveles de felicidad y algunos datos interesantes al respecto.
Pero, ante todo, cabe definir lo que entendemos por “felicidad”. La “felicidad” es un tema recurrente hoy en día, y el sector de los Recursos Humanos no se escapa a esta tendencia.
Definición de la felicidad en el trabajo
Según un artículo de Santander Universidades, “la felicidad en el trabajo se puede definir como un estado de ánimo que permite que los colaboradores o empleados tengan más que razones económicas para realizar sus labores diarias”.
Por lo tanto, hablar de felicidad en el trabajo es referirse a un bienestar subjetivo de las personas en su actividad laboral.
¿Qué valoramos de la empresa y del trabajo?
Ya que este término está tan en boga tanto por lo representa como por lo que implica a nivel empresarial en cuanto a productividad y rendimiento, se han realizado varios estudios respecto al tema.
En Recursos Humanos, todo ello se resume en términos de captación y sobre todo de retención del talento humano. Atraer es relativamente fácil, pero retener es mucho más complicado. Ocurre en muchos campos de la vida, pero también ocurre en el ámbito laboral y empresarial.
Según un estudio de la Fundación Trabajo Feliz realizado en el mes de agosto del año 2017, los trabajadores más felices en el trabajo son “los trabajadores de la educación y la salud, los empleados más antiguos y quienes ocupan posiciones jerárquicas en la estructura organizacional presentan los más altos niveles de compromiso laboral, caracterizándose por experimentar más experiencias positivas en su trabajo, más dedicación frente a su tarea y más lazos emocionales con sus organizaciones”.
Dicho estudio se basa en el nivel de compromiso manifestado por los trabajadores partiendo de tres ejes fundamentales:
El engagement (término de origen anglosajón que indica un óptimo nivel de motivación a la hora de desempeñar las funciones laborales y creer en ellas implicando unos altos nivel de energía, de dedicación y de concentración).
El flow (término igualmente de origen anglosajón que se refiere a la optimización del nivel de experiencia interna en base a un máximo nivel de concentración para obtener metas realistas, a la claridad de conciencia y a las oportunidades para actuar).
Y el compromiso afectivo (identificación de las metas y de los valores empresariales con el trabajador favoreciendo la creación de vínculos emocionales, estos últimos siendo quizás los más importantes a la hora de retener a un trabajador ya que la mente humana está regida por sus emociones, aunque sea de forma absolutamente inconsciente).
El entusiasmo, el orgullo y la satisfacción forman un trinomio que bien se podría asemejar a lo que representa la vocación.
No sería de extrañar entonces que profesiones que sean fundamentalmente vocacionales como lo son las del sector salud y educación tengan el mayor nivel de engagement, flow y compromiso afectivo, con una notable diferencia respecto a los demás sectores profesionales como el sector servicios, industria y sobre todo comercio, alcanzando de este modo un menor nivel de insatisfacción de su personal.
Otro factor a tener en cuenta en la medición de la felicidad en la empresa es el nivel jerárquico. Ocupar un puesto gerencial se perfila como un factor de felicidad laboral, sobre todo en términos de engagement.
La continuidad laboral en una misma empresa también resulta ser positivo, pero solo a partir de los siete años, según dicho estudio.
De manera global, el compromiso emocional o afectivo es el más difícil de alcanzar, o sea que representa el talón de Aquiles de cualquier sector profesional hoy en día.
Y, sin embargo, tal como lo hemos ya comentado, es un eslabón relevante y estratégico en la cadena laboral para conseguir fidelizar el talento y por tanto motivar a sus trabajadores. Ya se sabe que las ataduras emocionales son las más difíciles de romper… en la vida y en cualquier empresa.
¿Acaso el dinero nos da más felicidad? ¿Qué puedo hacer para ser feliz en el trabajo y mejorar el ambiente laboral?
Según la VIII Encuesta Adecco sobre Felicidad en el Trabajo, un 67,1 % de los encuestados opina que los trabajadores con mayor salario no son más felices solo por un motivo económico, mientras un 62,4 % asegura que estaría dispuesto a sacrificar salario en beneficio de la felicidad laboral.
Existiría además un tope, según un conocido estudio de Daniel Kahneman, que indica que el límite económico de la felicidad estaría en 60.000 € anuales, techo salarial a partir del cual el salario no haría la felicidad (Consejos sobre cómo negociar el salario y cómo pedir un aumento de sueldo).
Quedará por saber si en los pueblos más solidarios el dinero influye tanto como en las ciudades más grandes porque ya se sabe: no es tanto lo que se cobra, sino lo que se necesita.
En términos más empíricos, y basándonos en otro estudio realizado en este caso por la consultora Hays con motivo del Día Internacional de la Felicidad (fijado el veinte de marzo) sobre 1.200 trabajadores y respondiendo a la pregunta si “¿se puede ser feliz en el trabajo?”, el salario resulta ser el factor con menor influencia a la hora de generar felicidad en el trabajo (con un 32%).
Por encima de cualquier otro factor susceptible de generar dicha felicidad, el ambiente laboral y el compañerismo se llevan la palma en este sentido (con un destacable 47%). Son muchos los profesionales que optan por dejar un trabajo por un mal ambiente o malas relaciones con jefes o compañeros.
Igualmente, la conciliación (34%) aparece como un factor de felicidad laboral, por encima del desarrollo profesional (33%) y del salario (32%).
No obstante, aunque se valore menos que las relaciones laborales, la conciliación sigue siendo el Talón de Aquiles de las empresas en términos de felicidad laboral, como lo evidencia el estudio ya citado de Hays.
De hecho, un 66% de los trabajadores encuestados considera que es mala. Es un factor potencialmente mejorable, incluso más que la relación con el jefe o que la relación con los demás compañeros y el trabajo en equipo que generan más satisfacción en general.
Para ello, la tendencia apunta hacia optar por una jornada laboral más concentrada o reducida y contando con menos días u horas trabajadas, con tal de poder “tener vida” fuera del ámbito laboral.
Asimismo, el teletrabajo o trabajo en remoto es un factor de felicidad, sí, siempre que facilite la conciliación (equilibrio vida personal y profesional), y por detrás de un buen ambiente laboral. No es nada de extrañar si consideramos que, antes que trabajadores, somos seres humanos.
En eso sí podemos mejorar nuestro grado de felicidad en el trabajo. Si conseguimos mejorar nuestras relaciones personales y profesionales con nuestros compañeros y jefes, la sensación de felicidad laboral mejorará.
Lo que también resulta interesante es saber que el salario puede ser un factor negativo en el trabajo. O sea que, en lugar de favorecer la felicidad, la disminuye.
Podemos deducir que el ambiente laboral y la conciliación son las claves para alcanzar un mayor nivel de felicidad en el trabajo, es decir para llegar a ser más felices en la empresa donde desempeñamos nuestras funciones.
¿Se puede ir contento al trabajo todos los días?
De todos estos datos cabe destacar el carácter subjetivo y personal del concepto de felicidad laboral.
Cabe preguntarse si creando un Departamento de Felicidad, y puestos de trabajo como Gestores de Felicidad ―cargos llenos de intenciones―, como lo han ido haciendo algunas empresas, estamos solucionando realmente el problema y, lo peor de todo, estamos siendo realistas.
Según el director de Cultura y Personas del estudio de Hays o People and Culture Director, “la felicidad en el trabajo está mucho más vinculada con las relaciones personales que con aspectos más técnicos como el salario o el horario”.
Por lo tanto, ir contento al trabajo todos los días sería una cuestión de actitud más que de condiciones meramente técnicas como el salario o la misma conciliación laboral.
Poniendo en evidencia la crisis económica que afecta a cada vez más gente, las exigencias familiares de cada persona y el aumento repentino de las necesidades más básicas, queda todavía por aclarar cuál sería el tope mínimo económico a partir del cual la felicidad en el trabajo se desvincularía del salario percibido.
Conclusión sobre la Felicidad Laboral
La felicidad laboral es un reto que cada vez más empresas intentan conseguir alcanzar para sus propios intereses A la inversa, la insatisfacción personal y laboral de sus empleados a largo plazo tiene un efecto negativo sobre el ambiente laboral, tanto en las relaciones directas con el superior sino en el seno del equipo de trabajo con los demás miembros del equipo.
El ser humano es un todo, siendo fundamentalmente un ser social, y sus estados anímicos repercuten no solo sobre la calidad de su trabajo sino también sobre la calidad de sus relaciones laborales y, por ende, sobre su rendimiento laboral.
Aunque no deja de tener una vertiente subjetiva y personal, es fundamental por parte de la empresa tomarse muy en serio el tema de la felicidad en el trabajo de sus empleados y hacer de ello una realidad, y no solo un protocolo laboral.
Autora: Sandra Bruno
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